Proyecto Stormfury


por Redacción


Hace 60 años, Estados Unidos miraba hacia arriba. Fue cuando EE.UU. desafió a los huracanes. No sólo quería conquistar el espacio, poniendo a un hombre en la Luna, sino también controlar fenómenos que ocurrían un poco más abajo, en la atmósfera terrestre.

Así, en el año 1962, lanzó un ambicioso proyecto llamado Stormfury, que intentaba modificar los efectos de los huracanes con medios científicos. El sueño era poder dominar aéreamente el clima.


bbc.com/El proyecto STORMFURY norteamericano: infectar con partículas metálicas, mediante gaseo con aviones, el ojo del huracán BETSY para desviarlo de su recorrido natural o disgregarlo en el cielo. 

Betsy, errática y poderosa

A finales del verano de 1965, un poderoso huracán llamado "Betsy" se formó en las cálidas aguas del Caribe. Con vientos de más de 250 kilómetros por hora, su errático viaje sobre el mar lo llevaba en dirección a las islas Bahamas y la costa de Florida. Pero esta vez, según los científicos, existía la posibilidad de controlar el impacto.

Una flota de aviones estaba esperando en el cielo a Betsy, listos para sembrarla con partículas de yoduro de plata, con la esperanza de calmar la furia en el corazón de tamaña tormenta. A bordo de uno de esos aviones se encontraba un joven científico llamado Joe Golden, quien -seis décadas más tarde, en conversación con la BBC- recordaba la ansiedad de la espera por recibir la orden de los administradores de NOAA, la agencia nacional oceánica y atmosférica, para llevar a cabo la misión.

"Yo me había metido con mi avión en muchas tormentas, pero esa era increíble. Estábamos tan cerca de sembrar con aerosoles esa tormenta...tan listos. Era la tormenta perfecta. Las paredes eran sólidas, más de 12 kilómetros de altura nos rodeaban y el Sol brillaba. Betsy fue la agonía y el éxtasis. No la podíamos tocar. No nos permitían sembrarla. Al final, sí."

Sembrar o rociar huracanes con aerosoles era considerado muy arriesgado. La preocupación estribaba en que quizás no funcionaría o, peor, que si era efectivo, podría dirigir al huracán hacia áreas densamente pobladas.

Pero en los años 60, la fe en la Ciencia era generalizada y a Stormfury se le asignaron recursos para poner a prueba la teoría de que las tormentas tropicales podían ser modificadas. Se compraron los aviones y se reclutaron jóvenes científicos como Golden, para quienes ese era el mejor trabajo del mundo. "Eramos cinco científicos recién graduados que compartíamos un apartamento en Miami; y, trabajar en el proyecto Stormfury, era lo que todos queríamos hacer...muy excitante".

Los vuelos a los huracanes suponían una gran oportunidad científica para recolectar información meteorológica en cantidades inauditas...además de ser, a ojos de los jóvenes a cargo, algo tremendamente divertido.

"Si uno nunca lo ha hecho, la experiencia de volar adentro de un huracán puede ser aterradora. Cuando uno entra, el viento es muy fuerte, la lluvia cae horizontalmente, la visibilidad se reduce: el día se torna en noche. Hay mucha turbulencia, también algunos rayos. Pero cuando uno atraviesa la pared del ojo de la tormenta, es sorprendente: suave, si es de día uno puede a menudo ver el Sol...como volar en un enorme anfiteatro. Es verdaderamente asombroso".

La información inicial indicó que Stormfury podría estar funcionando. Parecía que había una reducción en la velocidad del viento en los huracanes que habían sido sembrados.

Cuba

La posibilidad de que la Ciencia podría alterar el clima no sólo le interesaba a las autoridades civiles. El ejército estadounidense pensaba que las técnicas usadas mediante Stormfury podían ser también utilizadas como un arma en la guerra de Vietnam.

"Durante la era de Vietnam, hubo un programa secreto consistente en sembrar nubes, del departamento de Defensa, que empleaba compañías privadas, y se llamaba Popeye. Lo que se esperaba era que al sembrar masívamente nubes tipo cúmulo sobre las rutas de abastecimiento del Vietcong, los caminos tendrían tanto barro, que quedarían deshabilitados o intransitables para el suministro de armas, munición y alimentos".

Debido a que Stormfury tuvo lugar en el Caribe, los científicos y su experimentación llamaron la atención de Fidel Castro en Cuba, quien acusó a Estados Unidos de estar intentando dirigir las tormentas hacia la isla. Pero, según Golden, los estadounidenses no eran los únicos que estaban tratando de controlar a los huracanes.

"Hubo una tormenta particular que hizo que Castro se enfureciera. Salió por la radio a decir que Estados Unidos había dirigido esa tormenta hacia la isla, y que había matado a mucha gente y causado inundaciones. Pero nosotros no habíamos sembrado esa tormenta ni ninguna de las otras de las que se nos acusó. Y luego, creo que fue en 1980, vimos desde nuestro avión NOAA a un avión ruso entrando en un huracán. Nuestros pilotos se comunicaron con los rusos y nos enteramos entonces de que los rusos tenían su propio proyecto. ¡Seguro que Castro lo sabía!".

Stormfury pierde fueza

A pesar del optimismo inicial, empezaron a surgir dudas sobre la efectividad del proyecto Stormfury. Era difícil establecer si una tormenta se debilitaba debido a lo que hacía el hombre o si ocurría naturalmente. Además, existía la preocupación de que lloverían demandas si un huracán era sembrado artificiosamente de partículas y luego causaba daños. Por ello, el equipo científico-militar de Stormfury empezó a buscar lugares alternativos donde probar la citada tecnología. Y se acercaron para pactar sobre ello a varios gobiernos de todo el mundo, empezando por aquel que está al sur de la frontera.

México

"El gobierno mexicano no estaba de acuerdo, pues sospechaba que sembrar con aerosoles tóxicos las nubes reduciría la pluviosidad de las tormentas tropicales. Entendimos que los mexicanos aprecian tanto las ventajas como las desventajas de los huracanes: están dispuestos a aguantarse lo malo en nombre de la lluvia." -explicó Joe Golden.

Cuando Ronald Reagan asumió la presidencia de EE.UU. en 1981, en un momento de grandes dificultades económicas, los proyectos gubernamentales de todo tipo fueron revisados económicamente con lupa. A pesar de las primeras esperanzas, investigaciones posteriores hechas por otros científicos señalaron que sembrar huracanes con aerosoles no los debilitaba. 21 años después de lanzado, el proyecto Stormfury fue cerrado en 1983.

La historia ha sido cruel con el proyecto. Muchos científicos lo descartan como una locura que no logró nada. Pero Golden está en total desacuerdo. Señala que muchas compañías privadas llevan a cabo siembras de nubes con éxito para modificar tormentas y crear nevadas. Y otros países, como China, han desarrollado la técnica.

En su opinión, es urgente que Estados Unidos vuelva a estudiar la idea.

"El huracán Katrina fue una llamada de alerta. Cambió para siempre el rostro de Nueva Orleans. Están ahora saliendo los resultados de un proyecto en el que estuve involucrado, llamado "Huracán: aerosol y microfísica", que muestran una forma completamente nueva de modificar huracanes que no se nos ocurrió en los días de Stormfury. Hoy en día tenemos las herramientas para implementarlas con efectividad." -concluyó.

Fuente:  bbc.com/mundo/movil/noticias/2012


Información:

A Hurricane Called Betsy

Department of Defense
Office of Civil Defense
Motion Picture Service

A Hurricane Called Betsy
AVA16542VNB1 - 1966

Recounts Hurricane Betsy's 3,000-mile trip from the Caribbean through the Bahamas, Miami, the Florida Keys, and along the Gulf Coast to New Orleans and Baton Rouge.


Subido el 6 sept. 2008 por  PublicResourceOrg

2 comentarios :

Mamen Piriz García dijo...

Es curioso que se puedan desviar huracanes hacia otro lugar. Un abrazo

Toni Garcia dijo...

No tienes idea de lo que puede hacer el ser humano maligno.