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El primer gato robot para investigar sus increíbles movimientos


por Baltasar Pérez 

Robótica

Los robots perro ya han poblado el mundo. Es la hora del gato robot. En la Universidad de Osaka han desarrollado la primera plataforma robótica para estudiar el sigiloso y eficaz movimiento de los gatos.

Tener un gato es tener un tigre en casa, un felino de extraordinarias habilidades; una de ellas, el modo en que se desplaza. Los gatos pueden alcanzar hasta 58 km por hora, y saltar alturas de 3 metros. Pero no es solo la velocidad y el salto. Caminan de puntillas sobre almohadillas que les confieren cierto aire de fantasma, y una clavícula móvil les permite curvarse como contorsionistas. Además, su cerebro, y su sistema nervioso, tiene que actuar a velocidades prodigiosas.


quo.es/El primer gato robot para investigar sus increíbles movimientos.

Comprender el modo en que se mueve un gato, es de los mayores retos para los que estudian biomecánica. Y esa es la razón por la que en la Universidad de Osaka han puesto en pie el primer gato robot para investigación.

Se trata de un robot cuadrúpedo que puede reproducir la dinámica neuromuscular de los animales, y consigue imitar los movimientos de los gatos. Los resultados de la investigación se han publicado en Frontiers in Neurorobotics.

Para imitar el movimiento de los gatos, han tenido que comprender cómo consiguen los felinos domésticos desplazarse como lo hacen. Se pensaba que sus movimientos elegantes y precisos se articulaban debido a complejos sistemas nerviosos en el cerebro y la médula espinal; sin embargo, investigaciones recientes muestran que solo interviene el circuito reflejo. Es decir, los gatos, más o menos, se desplazan sin pensar.

Dado que los experimentos con animales están estrictamente controlados y restringidos en términos de protección animal, es difícil estudiar su locomoción y cómo actúa su cerebro para dotar a los gatos de una de sus mayores habilidades, el movimiento sigiloso, casi de contorsionista, veloz, ágil y preciso que muestra cuando se desplaza sobre la TV del salón o a la caza de un ratón.

Para poder investigar estos mecanismos de locomoción de los gatos, han reproducido su control motor utilizando robots y simulaciones por computadora. Así ha nacido el primer gato robot para investigación del mundo.

Información:

Discovering candidate for reflex network of walking cats: Understanding animals with robots

To understand how quadrupeds walk efficiently and stably, we have developed a quadruped robot to substitute for experimental animals.

More information:
T. Tanikawa, Y. Masuda, M. Ishikawa, “A Reciprocal Excitatory Reflex Between Extensors Reproduces the Prolongation of Stance Phase in Walking Cats: Analysis on a Robotic Platform.’’ Frontiers in Neurorobotics, 2021.



Publicado el 23 abr 2021 por  Control and Robotics

Toyoaki Tanikawa y sus supervisores, el profesor asistente Yoichi Masuda y el profesor Masato Ishikawa, desarrollaron un robot de cuatro patas que permite la reproducción del control motor de los animales utilizando computadoras.

El robot puede reproducir las características musculares de los gatos

Este robot cuadrúpedo, que consta de patas que se pueden conducir hacia atrás para reproducir la flexibilidad de los animales y motores con control de par, puede reproducir las características musculares de los animales. Por lo tanto, es posible realizar varios experimentos utilizando este robot en lugar de los propios animales.

Los resultados de la investigación de este grupo beneficiarán tanto al campo de la biología como al de la robótica. Además de aportar nuevos conocimientos a la biología, si los animales robóticos pudieran sustituir a los animales reales en el futuro, más científicos tendrán la oportunidad de estudiar los mecanismos de la locomoción animal en diversas condiciones experimentales.

La aproximación de la estructura de un robot a la de un animal conducirá al desarrollo de tecnologías fundamentales para hacer robots que se muevan y maniobren con la misma eficacia que los animales.

El coautor del artículo, Yoichi Masuda, dice: “Obtener conocimiento sobre los animales sin utilizar animales de experimentación también es importante para los humanos que viven con ellos. Podría convertirse en el primer paso hacia la comprensión de los comportamientos de animales y humanos“.

Al buscar el circuito reflejo que contribuye a la generación de un caminar constante en gatos a través de experimentos robóticos, los investigadores encontraron un circuito reflejo simple que podría producir trayectorias de las patas y un patrón de marcha constante, al que llamaron “reflejo excitador recíproco entre la cadera y la rodilla’’

EN ESTE ESTUDIO, LOS INVESTIGADORES ENCONTRARON QUE

· El robot generaba movimientos constantes al caminar simplemente reproduciendo el circuito recíproco en cada pata del robot.      

· La marcha del robot se volvió inestable cuando se cortó el circuito recíproco.

· Cuando se estimuló el circuito excitador mutuo, el circuito produjo un fenómeno llamado ‘prolongación de la fase de apoyo’. Este resultado sugiere que este circuito es un componente importante responsable de caminar en los gatos.


Fuente:  quo.es/tecnologia/q2105107966/gato-robot-movimientos/2021

La era de los robots asesinos


por Nicolas Mavrakis

IDEAS

 

Los soldados del futuro son máquinas preparadas para matar. Mientras, se debate acerca de la “moralidad” de los nuevos criminales electrónicos y de su letalidad.

 

 

revistaenie.clarin.com/La era de los robots asesinos.

 


¿Sueñan los drones con legislación eléctrica?

Mientras los soldados del futuro rastrean y eliminan a sus blancos con precisión de cazadores y sin otra intervención humana que la orden que los coloque en marcha desde cualquier punto del mundo, intelectuales, académicos y activistas contra los “robots asesinos” han comenzado una campaña para concientizar al público en general, y a los estados en particular, sobre la urgencia de una legislación que controle el “desarrollo, producción y uso de armas completamente autónomas”.

Como en las mejores películas de ciencia ficción, la pregunta moral acerca de una tecnología diseñada para escapar de los laberintos de la conciencia humana se profundiza a la misma velocidad que los drones perfeccionan su arte de la guerra: en uno de sus últimos documentos, el Departamento de Defensa de los Estados Unidos afirma que ha sido aprobada la capacidad de los drones para seleccionar y atacar blancos “sin intervención del operador humano”.

Pero la posibilidad de que un drone liberado a su criterio logarítmico convierta en territorio de batalla cualquiera espacio o que la vital diferencia entre aliados y enemigos –fueren militares o civiles– desaparezca repentinamente no sólo es un buen argumento cinematográfico. Por un lado, ha sido demostrado que las órdenes de un drone pueden hackearse desde tierra con el software adecuado; por otro, la velocidad supersónica de las últimas versiones de estas naves no tripuladas ha logrado disminuir casi a cero el margen de reacción humana para corregir errores. Ante ambos escenarios, las consecuencias resultarían devastadoras para todos los involucrados. A excepción del drone.

Para académicos ligados a estudios de inteligencia artificial como Noel Sharky, de la Universidad de Sheffield en Inglaterra; premios Nobel de la Paz como Jody Williams, referente de las campañas internacionales contra el uso de minas terrestres, y organizaciones como Human Rights Watch, la solución al problema de la “inhumanidad de automatizar la muerte a través de máquinas” es prohibirla.

Aunque una tecnología que ha colocado a los ejércitos del futuro a las puertas de la verdadera autosuficiencia, puede movilizar drones hacia y desde cualquier país y dispone de un poder de fuego altamente efectivo, libre del estrés, el agotamiento o la inquietud intrínsecos a la esencia de la raza humana, no es precisamente un inconveniente para las expectativas de la industria militar.

“Como cualquiera con experiencia en computadoras sabe, si dos o más máquinas con programas desconocidos se enfrentan entre sí, el resultado es impredecible y podría crear un daño inimaginable para los civiles por los que se preocupa la organización Human Rights Watch”, explica en su manifiesto anti-drone el profesor Noel Sharky.

Aún así, los drones también operan a favor de su propia imagen pública.

Cuna de la ingeniería contemporánea, el Massachusetts Institute of Technology (MIT) ha solicitado el uso de drones para vigilar los límites de su propiedad, al igual que varias universidades de California, Kansas, Texas, Virginia y Arizona, además de otras organizaciones gubernamentales interesadas en la vigilancia de fronteras, cosechas y otras zonas de interés estratégico. En ese sentido, los drones tienen la capacidad de funcionar no sólo como una útil herramienta de aprendizaje sino como dispositivos capaces de recopilar valiosa información de uso práctico.

Es esa delgada línea ética –línea que delimita también una frontera entre la vida y la muerte– donde las opiniones se cruzan.

Sigiloso, obediente y efectivo, un drone puede transformarse en algo más que una simple máquina diseñada para vigilar y castigar. ¿Pero cómo medir la barrera sobre lo que puede ser visto, oído y registrado cuando su poder se libera sobre una población civil?  Mientras la discusión sobre el derecho a la intimidad traza sus primeras coordenadas en la esfera civil, el Pentágono informó que incluso los ciudadanos norteamericanos en el extranjero pueden ser blancos letales de los drones, sin juicio previo ni posterior, si estos los consideran una amenaza.

La nueva declaración de inmunidad jurídica surge en un contexto de por sí complejo, con protestas que incluyen desde pacifistas frente a bases aéreas de la Guardia Nacional en Nueva York, hasta Pakistán, donde la ciudadanía reclama justicia frente a diversas embajadas por las víctimas civiles.

Desde 2004, los muertos inocentes de la “campaña drone” sobre territorio Talibán ascienden a casi 900, incluyendo 176 niños, mientras que la cifra de blancos humanos que sí eran objetivos militares supera los 3.000. En la mayoría de los casos, además, se trata de operaciones encubiertas realizadas al margen de cualquier legislación internacional.

Entre las curiosidades, un presunto documento escrito por Abdullah bin Mohammed, cuadro jerárquico de Al Qaeda, fue rescatado en la república de Mali con 22 consejos para “evadir ataques de un drone”. Espejar el techo del auto para confundir las cámaras o utilizar equipos electrónicos rusos para alterar la programación del drone –por sólo 2.500 dólares, indica el texto– son algunas de las opciones.

Irán, mientras tanto, no sólo ha derribado drones estadounidenses durante los últimos dos años sino que ha comenzado la práctica de ejercicios militares para contrarrestar “hipotéticos dispositivos de vigilancia extranjera” sobre su territorio. “En la guerra actual, suele ser la mayor parte del tiempo un ser humano detrás de cualquier tipo de arma de fuego el que toma la decisión de disparar o no”, declaró por su parte Jody Williams. “Si –explica la premio Nobel de la Paz– podrán ser programados y dejados con la libertad de decidir cuándo iniciar un ataque o no”.

Si bien no existen aún robots capaces de marchar sobre los campos de batalla con total libertad de decisión, los activistas preocupados por el avance de la era de los drones coinciden en que, con certeza, ese momento no está lejos. Y por eso la pregunta acerca de si la paz del mundo, más allá de cualquier legislación que supervisara su existencia, puede quedar por primera vez bajo el cuidado de un verdadero Skynet –el programa autónomo que toma conciencia y traiciona a la Humanidad en la saga Terminator– termina por revelarse como una cuestión menos fantástica de lo que podría haber parecido hace diez o veinte años.

Entretanto, basta explorar los contenidos con la palabra “drone” en YouTube para encontrar parejas sorprendidas por el vuelo rasante de un drone civil en medio de París, cazadores clandestinos de aves disparando a drones que los registran mientras violan la ley o el testimonio de decenas de ciudadanos pakistaníes cuyas familias fueron arrasadas por drones militares.

Máquinas que jamás necesitarán explicarse, ni siquiera durante la más larga noche de su existencia, las consecuencias de su obediencia ni de su libertad.


Fuente:  revistaenie.clarin.com/ideas/2013  




Información

Invasión de robots asesinos  

¿Podrían los robots tomar el control de nuestro planeta y destruirnos?


       

Publicado el 16 de ago. de 2013 por  Discovery Latinoamérica



EEUU desarrolla su propio “Robocop”


por Alejandra Pataro

El Pentágono inició la investigación para fabricar un traje mecánico con prótesis robóticas. Experimento. El ejército de EEUU quiere contar con “súper soldados” que sean cuasi robots. Científicos y presupuesto.

 

 

sienteamerica.com/Prueba de traje "exoskeleton"`para soldados norteamericanos.

 

 

 

Una vez más la realidad supera a la ficción. Y de nuevo Hollywood se adelantó a la ciencia. Corría el año 2005, y el oficial de policía Alex Murphy es mortalmente herido por criminales. Salva su vida gracias a unos implantes de circuitos electrónicos y prótesis metálicas. Su aspecto final es una mezcla de robot y ser humano. Tal la trama ficcional del film Robocop. Pero ahora los nuevos planes del Departamento de Defensa de los EE.UU. parecen seguir una senda similar.

 

 

El “exoskeleton”

 

 

La Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada del Pentágono (Darpa), una suerte de fábrica de los juguetes militares más revolucionarios de este inicio de siglo, ahora dedica 50 millones de dólares para desarrollar un...exoskeleton, o un esqueleto externo para seres humanos, con piezas similares a las de un robot que permitirá a los soldados correr, cargar, golpear y saltar más rápido, más fuerte y más alto que el resto de los mortales.

Básicamente, un “exoskeleton” es un traje mecánico especial que potencia las habilidades humanas mediante el uso de prótesis.

Estas prótesis van adosadas a brazos, torso y piernas, como si fueran una armadura. La idea del Pentágono es dar con un súper soldado que pueda levantar 100 kilos con la misma facilidad que levanta 10, y correr dos veces más rápido que un soldado común. Según informaron voceros militares, el proyecto está en su etapa de experimentación. Y recién en la década próxima será posible observar en pleno campo de batalla a los súper soldados y su flamante armadura.

“En el medio hay mucho trabajo, especialmente de financiación. Hay que conseguir varios contratos de inversión para hacer andar a este nuevo Robocop”, dijo a la prensa un vocero militar.

Pero no sólo se trata de aumentar las capacidades físicas de un soldado. El equipo está pensado para incluir en su interior computadoras con la función de ayudar a los infantes a guiarse en territorios desconocidos.

Pero todavía hay preguntas sin respuestas: “Queremos desarrollar elementos técnicos y máquinas auxiliares que aumentarán la velocidad, fuerza y efectividad de los soldados en combate. Pero aún tenemos varios problemas. Por ejemplo ¿cómo se suministrará energía a estos exoskeletons? ¿Cómo responderán esta especie de trajes mecánicos a los movimientos humanos?”, comentó a la prensa Ephrahim García, director del proyecto. 

 

 

Modernas armaduras

 

 

Dibujos de un soldado con piernas y brazos de robot al mejor estilo de los guardianes de Darth Vader, en la Guerra de las Galaxias, es el primer boceto que se tiene de estos exoskeletons. Las armaduras del futuro nada tienen que ver con las incómodas planchas metálicas medievales.

Con uno de estos equipos, un soldado podrá, en teoría, quitar de su paso cualquier tipo de obstáculo pesado, y podrá cargar armamentos mucho más sofisticados que el liviano fusil M16. Ni hablar de la velocidad. Un ser humano camina en promedio entre 6,4 y 9,6 kilómetros por hora. Los primeros prototipos similares al exoskeleton que se probaron llegan a los 16 km/h. 

 

 

Proyectos pasados

 

 

Si bien el exoskeleton está lejos aún de pasar a integrar el inventario del ejército norteamericano, ya han habido proyectos en el pasado, que demuestran la determinación del Pentágono en dar con uno.

Por ejemplo, en 1960, la General Electric junto con el ejército de EE.UU. diseñaron el “Hardiman” (algo así como el hombre duro), que podía llegar a levantar 125 kilos como si fueran 5.

Luego vino otra invención similar, una especie de amplificador corporal llamado el SpringWalker (o un caminante con resortes) que podía andar a más de 16 kilómetros por hora.

Pero aún más importante para los diseñadores es que las bajas entre soldados disminuirían por la protección de semejante armadura.

El sistema de GPS (Global Positioning System) que actualmente se usa en automóviles, relojes y barcos, para ubicarse en qué lugar se está o cómo llegar hasta determinado sitio, será un accesorio básico en el exoskeleton. Y hay más sofisticación. Los trajes robóticos tendrán un equipamiento que podrá determinar el ritmo cardíaco y la respiración del soldado.

Pero ¿por qué falta tanto para ver uno andando? Se necesita reunir cinco elementos básicos para construir un exoskeleton: estructura, poder, control, desempeño en el terreno y biomecánica.

El primero de los desafíos es conseguir un material que sea a la vez liviano, fuerte, flexible y resistente a los rigores de la guerra.

Segundo: se necesita una batería que funcione 24 horas seguidas y que no haga ruido alguno. Además, las articulaciones del equipo deben ser tan silenciosas como el motor. Y la biomecánica debe resolver que un exoskeleton se mueva con la misma habilidad que un soldado común.

Aunque aún hay pocos acuerdos firmados porque el programa es reciente, los contratistas del
Pentágono están de parabienes. Saben que el nuevo “Robocop” asoma como un negocio multimillonario.

 

 

Fuente:   losandes.com.ar/notas/2001

 

 

  

 

Información:

 

US army test real life 'Iron Man' exoskeleton  

 

 

US army test exoskeleton  

 

 

       

Publicado el 16/3/2012 por  levidspot'