por José Mendiola
lo aceptas en sus términos y condiciones
Esto es como leer el prospecto de un medicamento. Si uno se ciñe a
los riesgos potenciales (aunque remotos) de tomarse un simple analgésico
y acabar al borde del colapso, lo cierto es que se le quitarían las
ganas de tomarse la pastilla. En lo que respecta a las políticas de privacidad, esas que nos vemos obligados a aceptar cuando instalamos algún software,
si uno se lee al pie de la letra todo el contenido de las mismas, es
posible que le invada el pánico y aborte la idea de instalar el programa
o utilizar el móvil.
elconfidencial.com/Espionaje digital consentido o aceptado.
Si lo recuerdan, Facebook se vio en un serio aprieto al salir a la luz las condiciones de uso de Messenger
en las que el usuario se veía obligado a aceptar que la firma de
Zuckerberg tuviera acceso al micrófono del móvil, hacer llamadas o
enviar SMS sin el permiso del dueño o grabar vídeos y sin que nadie se
enterara.
Leído esto a uno se le ponían los pelos como escarpias, aunque
lo cierto es que la mayoría de los desarrolladores se ven obligados a
exigir la rúbrica de estas condiciones para poder dotar de funcionalidad
al software con el amparo de un marco legal.
Por lo general y salvo estos sustos, no hay problema porque nadie se suele leer los acuerdos de privacidad.
Bueno, casi nadie. Michael Price, un abogado que defiende los derechos
civiles, decidió que ya era hora de jubilar su viejo televisor y hacerse con un moderno y flamante smartTV. Del viejo tubo a la pantalla plana y las posibilidades que ofrece un televisor conectado a internet.
Un
usuario medio abre la enorme caja con ilusión, monta el televisor, ojea
las instrucciones lo mínimo posible para comenzar a disfrutar de su
nuevo juguete, y la caja con el resto de documentación legal y demás va
de cabeza al contenedor de reciclaje. Pero a Price le interesó
especialmente aquel tocho de 46 páginas que explicaba la política de
privacidad que el usuario se veía obligado a aceptar para disfrutar del
potencial del equipo. ¿46 páginas? ¿En serio? Nuestro hombre vio tela
que cortar en el asunto y se puso cómodo en el sofá.
Una tele que escucha lo que decimos
Con la
cabeza bien preparada para comprender el alcance de los términos legales
y mucho tiempo libre, el abogado se dispuso a despedazar el casi medio
centenar de páginas del documento, ese que presuntamente nadie se supone
que lee. Y bien, tomen asiento porque el asunto se las trae.
avliberacion.wordpress.com/Grandes
empresas de Estados Unidos emplean personal que monitorea a tiempo
completo los correos electrónicos y redes sociales de sus trabajadores.
La
versión corta del asunto es que el moderno televisor en cuestión pasa
por el mismo filtro legal que antes hemos mencionado del software, pero una explicación más detallada y extendida, presenta unas condiciones difícilmente aceptables
para cualquier usuario con un mínimo de celo por su intimidad. Como
saben, algunos de los modelos de televisores inteligentes cuentan con
cámara y micrófono para efectuar videollamadas, o bien, como es el caso
del televisor de Price, para recibir comandos de voz de forma que pueda
encenderse o cambiar de canal sin tocar el mando.
Pues bien, resulta que escondida entre la extensa colección de
páginas se encontraba una cláusula que advertía al usuario que tuviera
cuidado con lo que hablaba frente al televisor puesto que sus palabras
serían “enviadas a terceros” en lo que ya parece haberse convertido en
un mercado persa de tráfico de información cada vez más sensible entre
las marcas. Y lo peor del asunto es que el televisor escucha aunque no esté encendido. Por
otro lado, la cámara cuenta con reconocimiento facial aunque en este
caso las imágenes no son almacenadas en la nube, sino en el propio
dispositivo.
Lo realmente preocupante del asunto es que cuando uno se
enfrenta a un “¿acepta usted que…?” con la casilla de “aceptar” o
“declinar”, si opta por lo segundo, el equipo que acaba de adquirir deja
de ser smart y pasa a ser un televisor más sin lo mejor de sus funciones.
Al final no queda otra que pasar por el aro y aceptar que para poder
disfrutar de las modernidades de la tecnología uno debe vender su
privacidad, en el mejor de los casos, únicamente a la marca que vende el
dispositivo, algo que el abogado considera “inaceptable”. Y esto es sólo el comienzo: con la difusión de los diferentes equipos en torno al bautizado como internet de las cosas, nos iremos encontrando con más electrodomésticos conectados al router y
obligándonos a vender nuestras vergüenzas para poder utilizarlos.
Como
dice el letrado, el FBI no necesitará instalar micrófonos en nuestro
salón, “lo haremos nosotros mismos por ellos”.
Información:
WTF? Your TV Might Be Watching You!
Welcome to the surveillance age where everything you posses can be used by the State to spy on you! Still want a smart TV?
Publicado el 4/8/2013 por SouthSomewhere
Fuente: elconfidencial.com/tecnologia/2014
1 comentario :
Y se repite la historia -ahora por via digital- del control del hombre sobre otros hombres. Un saludo y adelante con esa web.
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