por Fernando Caro
Hace poco más de dos
años que periódicos y otros soportes de actualidad recibieron y
transmitieron de modo efusivo y entusiasta la noticia. “El CERN…confirma con más de un 99% de probabilidad la existencia del bosón de
Higgs, conocido popularmente como la 'partícula de Dios', un hallazgo
fundamental para explicar por qué existe la materia tal y como la
conocemos. La existencia del
bosón de Higgs…es prácticamente un hecho. Si la 'partícula de Dios' no
existiera, tampoco existiría nada material en el Universo”, leía, entresacando, por entonces.
elimparcial.es/Fernando Caro.
La presencia entre
nosotros de Stephen Hawking es igual motivo de alborozo y ocasión de
hablar estos días del pensar de tan insigne físico. Bajo el titular de
una exclusiva, una portada destacaba este pensamiento: “No hay ningún dios. Soy ateo. Ningún aspecto de la realidad está fuera del alcance de la mente humana”.
Pues bien, disiento. Y
no trato de establecer ningún tipo de polémica, entre otras cosas porque
estas se establecen entre homogéneos y el saber de S. Hawking me excede
abrumadoramente, me queda tan distante como las antípodas. Lo que trato
es de argumentar, acaso con simpleza, a partir de lo observable; en términos de método la distancia no se me hace insalvable.
Y al respecto sostengo
que el planeta, el sistema solar, la galaxia, y, en fin, el universo
todo, seguirían comportándose como lo hacen aún cuando no hubiera
personas que lo observaran, se hicieran preguntas y se interesaran por
averiguar las claves de ese comportamiento. Es decir que, como especie,
la humana es absolutamente contingente; si no hubiera aparecido lo único
que cambiaría es que quizás tampoco habría preguntas.
Y esta observación me
aboca a la cuestión de: ¿por qué, siendo innecesarios para explicar el
todo, podemos formularnos preguntas? Dios es la respuesta que damos a la
pregunta, en sus muy diversas formulaciones posibles, para las que no
tenemos respuesta; Dios existe en consecuencia –asignándole los
atributos que se desee, “ad libitum”– como tal respuesta para quien se la
formula; no existe para quien no lo desee.
Innumerables son las cuestiones cuya explicación queda fuera de nuestro alcance.
Por ejemplo, por qué desde una bioquímica molecular tan maravillosa, como la que rige la vida de nuestras células, surgen resultados macroscópicos, es decir seres concretos, que no son sino agregación organizada de esos componentes elementales, tan heterogéneos en sus aspecto y, sobre todo, en su conducta.
O por qué –en un momento concreto del periplo evolutivo– nos separamos de nuestros parientes más próximos en el árbol taxonómico y fuimos capaces de codificar la herramienta de “progreso” por excelencia, el lenguaje, y a partir de él acumular saber y hacernos preguntas…O, finalmente, por qué el cosmos...
La física, la bioquímica, cualquier ciencia experimental, podrán dar pasos de gigante para avanzar en sus respectivos propósitos, pero ciertos asuntos se les escaparán, como se nos escapa el agua que queremos recoger entre nuestras manos: dudo que la especie llegue a ser capaz de averiguar el porqué de tantas incertidumbres, que la parte sea capaz de explicar el todo.
Y con tales límites
hemos deambulado hasta aquí; con ellos hemos de aceptar ser. D. Quijote
se lo dijo muy claramente a Sancho, antes de que Sir Isaac Newton
escribiera sus “Principa”: “Llaneza muchacho, no te encumbres, que toda
afectación es mala”.
A pesar de Hawking, del
CERN, del bosón de Higgs y de todos los avances científicos conocidos,
la especie sigue ahí, entre lo sublime y lo mísero, entre lo grandioso y
lo abominable, entre lo más excelso y los más vergonzante; entre la
maravilla del cosmos, y de la bioquímica molecular a escala celular, y
el ejemplar concreto de la especie.
Especie que aunque se proclame
“inteligente” (¿?) sigue contumazmente dispuesta a dar fe de la validez
–para los más– de la que Ortega señalara como la mejor definición
conocida de este mundo: “un valle de lágrimas”. ¿Acaso alguno de Uds. lo
duda?
Fuente: elimparcial.es/noticia.asp?ref=142751/2014
Información:
Dios es real
Actualizado el 15/1/2011 por TheSoundDoctrine
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