por Pablo Jáuregui
El astrofísico británico explica a EL MUNDO su postura ante las creencias religiosas. Esta semana presentará su visión del Cosmos en el Festival Starmus de Tenerife, Islas Canarias, España.
guardianlv.com/Una de las últimas fotografías tomadas a Stephen Hawking (2014).
Stephen Hawking (Oxford, 1942) ya no puede mover ni un dedo. La
devastadora enfermedad que empezó a corroer su sistema nervioso, cuando
sólo tenía 21 años, ni siquiera le permite manejar el ratón que usaba
antes para seleccionar palabras en su ordenador y transmitirlas a través
de un sintetizador de voz. Los músculos de su rostro se han convertido
en las últimas herramientas corporales que le quedan para comunicarse, activando con la mejilla derecha un sensor acoplado sobre sus gafas.
Gracias a esta impresionante tecnología diseñada especialmente para
él, Hawking logra mover un cursor en una pantalla y activar así la
legendaria voz robótica que habla en su nombre con acento americano.
Pero pese al esfuerzo titánico que debe afrontar para compartir sus
ideas, ha concedido una entrevista exclusiva para los lectores de EL
MUNDO.
Cuando aparece sobre su silla de ruedas en el hotel de Tenerife donde
tiene lugar nuestro encuentro, nos conquista nada más llegar, esbozando
una entrañable sonrisa con esos pocos músculos de la cara que todavía
le sirven para expresar pensamientos y emociones. Como los médicos ya no
le permiten volar, Hawking ha viajado hasta la isla canaria en un
crucero de seis días para presentar esta semana su visión del cosmos en
el Festival Starmus, un congreso concebido para divulgar los hallazgos de la Astronomía a toda la sociedad.
De repente, me encuentro ante uno de los cerebros más brillantes del
último siglo, a punto de realizar la entrevista con la que siempre he
soñado. Pero cuando llega el momento de la verdad, me quedo tan
impactado que no sé muy bien ni cómo debo saludarle. Una de sus cinco
enfermeras, Nikky O'Brien, se da cuenta de mis titubeos y resuelve mis
dudas de inmediato, cogiendo la mano de Hawking y acercándola a la mía,
para que pueda estrechársela.
Un 'gourmet' en Canarias
Tras agradecerle al científico más famoso y admirado del planeta el inmenso privilegio de habernos concedido una entrevista exclusiva, le enseño el maravilloso retrato de Ricardo Martínez que le hemos traído como regalo, y también el espectacular set que hemos preparado para hacerle fotos, ante un lienzo de constelaciones y galaxias pintado por otro de nuestros dibujantes, Ulises Culebro.
«Espero que le guste. Si le parece bien, nos gustaría en primer lugar
fotografiarle con este fondo cósmico», le explico. Su respuesta
afirmativa, que tarda aproximadamente medio minuto en llegar, es la primera palabra que nos transmite a través de los movimientos de sus mejillas: «Yes».
La enfermera O'Brien, permanentemente pendiente de cada mínimo gesto de
Hawking, empieza a peinarle con ímpetu y nos confirma la aprobación del
astrofísico: «Adelante, no hay problema, le ha gustado mucho todo lo
que habéis montado».
Mientras Hawking posa como un profesional para la sesión de fotos, levantando los ojos para mirar a la cámara y regalándonos sus mejores sonrisas,
le pregunto a Nikky O' Brien si el profesor está disfrutando de su
visita a Canarias. «¡Desde luego! Incluso ya ha probado las papas con
mojo picón y le encantan», me asegura. A pesar de que su movilidad es
cada vez más reducida, Hawking todavía puede masticar bien la comida y
es un auténtico gourmet.
Teniendo en cuenta la importancia crucial del sofisticado sistema
informático que utiliza el astrofísico para comunicarse, le pregunto a
la enfermera de Hawking si entre su equipo de cuidadores hay alguien con
conocimientos de informática, por si surge algún problema con su
ordenador o el sintetizador de voz. «Pues la verdad es que no, y el ordenador se queda colgado de vez en cuando»,
me confiesa O'Brien. Sin embargo, si se produce una incidencia
importante, la enfermera nos explica que un informático de Cambridge
siempre puede entrar en el ordenador de Hawking mediante una conexión
remota y resolver cualquier problema.
Tres palabras por minuto
Con el sofisticado mecanismo que activa mediante el movimiento de sus mejillas, Hawking logra escribir una media de tres palabras por minuto. Por eso, para entrevistar al astrofísico británico, es una condición imprescindible enviarle las preguntas con antelación. De lo contrario, el diálogo se extendería durante muchas horas, e incluso días. En nuestro caso, le enviamos por correo electrónico un cuestionario de 10 preguntas a finales de agosto, tres semanas antes de que nos reuniéramos con él en Tenerife el pasado jueves.
Cuando termina la sesión de fotos, que Hawking ha soportado sin una
sola queja, me acerco a él y le pregunto si podemos empezar nuestro
diálogo. De inmediato, empieza a mover el cursor en la pantalla de su
ordenador a través del sensor acoplado a sus gafas, y veo que lo coloca sobre un documento de Word en su escritorio que ha llamado «EL MONDO».
Me hace gracia la pequeña errata en el nombre de nuestro periódico, y
sobre todo me emociona la idea de que el infatigable explorador del
cosmos haya dedicado unas cuantas horas de su tiempo a contestar a las
preguntas que le hicimos llegar por e-mail.
Le pregunto en primer lugar si sigue creyendo, como dijo en el libro
que le hizo mundialmente famoso, Historia del Tiempo, que algún día
lograremos una «Teoría del Todo» para comprender las leyes que gobiernan
el Universo, o si hay aspectos de la realidad en las que nunca podrá
penetrar la mente humana. Su respuesta refleja una inquebrantable fe en el poder de la ciencia para desentrañar los misterios del cosmos:
«Creo que sí conseguiremos entender el origen y la estructura del
Universo. De hecho, ahora mismo ya estamos cerca de lograr este
objetivo. En mi opinión, no hay ningún aspecto de la realidad fuera del
alcance de la mente humana».
Ciencia 'versus' religión
En mi segunda pregunta, le pido que me aclare su postura sobre Dios y la religión, que ha generado un intenso debate entre sus lectores. Por un lado, al final de Historia del Tiempo, escribió que si algún día lográramos esa «Teoría del Todo», conoceríamos «la mente de Dios». Pero posteriormente en su polémico libro El gran diseño, afirmó que el Universo puede crearse «de la nada, por generación espontánea», y que la idea de de Dios «no es necesaria» para explicar su origen. Le pregunto, ante esta aparente contradicción, si cambió su opinión en este terreno, y si se considera agnóstico o ateo.
Su rotunda respuesta deja muy claro que aunque muchos han llegado a
calificar como «un milagro» el hecho de que Hawking siga vivo, medio
siglo después de que se le diagnosticara una enfermedad cuya esperanza
de vida suele ser de un par de años, el astrofísico rechaza de plano
todas las creencias religiosas: «En el pasado, antes de que
entendiéramos la ciencia, era lógico creer que Dios creó el Universo. Pero ahora la ciencia ofrece una explicación más convincente.
Lo que quise decir cuando dije que conoceríamos 'la mente de Dios' era
que comprenderíamos todo lo que Dios sería capaz de comprender si acaso
existiera. Pero no hay ningún Dios. Soy ateo. La religión cree en los
milagros, pero éstos no son compatibles con la ciencia».
Antes de poder responder a cada pregunta, Hawking va seleccionando
frases del archivo donde ha dejado preparadas sus respuestas y las
vuelca en un programa llamado Speaker, que convierte textos escritos en frases que emite su sintetizador. El software
que produce la famosa voz de Hawking es de los años 80, la época de la
traqueotomía a la que tuvo que someterse y que le dejó definitivamente sin
habla. En realidad, hoy existen programas más avanzados que suenan mucho
menos robóticos, pero Hawking lleva ya tantos años utilizando esta voz,
que se identifica plenamente con ella y no tiene ninguna intención de
cambiarla.
En una ocasión incluso le preguntaron si no preferiría instalarse un sintetizador con un acento british,
que se parecería mucho más a la voz original de un nativo de Oxford
como él. Pero Hawking respondió con su inconfundible sentido del humor,
que sin duda le ha ayudado a soportar tantos años una enfermedad tan
cruel: «con el acento americano, tengo mucho más éxito con las mujeres».
La conquista de otros planetas
Tras dialogar sobre la religión, pasamos de lo divino a lo humano y le pregunto si cree que sigue mereciendo la pena invertir millones en enviar misiones con astronautas al espacio, o si le parece un despilfarro, como opinan muchos de sus colegas científicos. El astrofísico tiene muy claro que la conquista del cosmos debe continuar, no sólo porque «la exploración espacial ha impulsado y continuará impulsando grandes avances científicos y tecnológicos», sino porque puede representar un seguro de vida para la futura supervivencia de nuestra especie: «Podría evitar la desaparición de la Humanidad gracias a la colonización de otros planetas».
Tampoco puedo desaprovechar la incomparable oportunidad de poder
dialogar en España con Hawking, para preguntarle sobre los recortes que
ha sufrido el campo de la investigación científica en nuestro país en
los últimos años. «¿Qué mensaje le mandaría al presidente del Gobierno
español si le tuviera delante, sobre la importancia de invertir en
ciencia?». El astrofísico, una vez más, demuestra que no se anda con
medias tintas. Éste es su recado para Mariano Rajoy y toda la clase
política de nuestro país: «España necesita licenciados con formación científica para garantizar su desarrollo económico. No se puede animar a los jóvenes a estudiar carreras científicas con recortes en el campo de la investigación».
El tiempo se nos acaba y la enfermera O'Brien empieza a hacerme la
señal de la guillotina, pero veo en la pantalla de Hawking que aún tiene
una respuesta más a una pregunta que le hice sobre cómo le gustaría que
le recordaran las futuras generaciones. «Espero que se me recuerde por mi trabajo en el campo de la cosmología y los agujeros negros», me contesta antes de que empiecen a llevárselo sus enfermeras.
Me llama la atención que no dice absolutamente nada sobre el extraordinario ejemplo que ha dado con su vida, al demostrar hasta dónde puede llegar la capacidad de superación del ser humano ante la adversidad más cruel.
Y mientras desaparece por los pasillos del hotel, me acuerdo de una de
sus sentencias más inolvidables: «La Humanidad es tan insignificante si
la comparamos con el Universo, que el hecho de ser un minusválido no
tiene mucha importancia cósmica».
Fuente: elmundo.es/ciencia/2014
Información:
Stephen Hawking fascina al auditorio del Festival Starmus
Tenerife (España), 24 sep (EFE).- (Imágenes: Belén Rodríguez) El físico
Stephen Hawking aseguró ayer que los humanos somos el producto de las
fluctuaciones cuánticas en el Universo muy temprano, y, aunque muy
débiles y poco significativos en la escala del cosmos, en cierto modo
somos los señores de la energía.
Hawking, quien ofreció una conferencia durante la segunda jornada del Festival Starmus, en el que se unen ciencia y música y que se celebra en Tenerife (Islas Canarias, España), subió al escenario del centro de congresos Magma de la localidad tinerfeña de Adeje entre los aplausos de las más de seiscientas personas que asistieron a la jornada para oír sus palabras. Palabras clave: efe,festival,starmus,tenerife.
Hawking, quien ofreció una conferencia durante la segunda jornada del Festival Starmus, en el que se unen ciencia y música y que se celebra en Tenerife (Islas Canarias, España), subió al escenario del centro de congresos Magma de la localidad tinerfeña de Adeje entre los aplausos de las más de seiscientas personas que asistieron a la jornada para oír sus palabras. Palabras clave: efe,festival,starmus,tenerife.
Publicado el 24/9/2014 por AGENCIA EFE
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