por G. Soriano
Máquinas autónomas
Algunos de los desarrollos que la industria de defensa ya está llevando a
cabo auguran un futuro en el que las máquinas podrán cumplir misiones
militares por sí mismas. El drone norteamericano X-47B, capaz
de operar desde portaaviones sin la intervención de operadores humanos, o
el desarrollo de micro-robots inspirados en organismos biológicos que
está desarrollando BAE Systems, son sólo dos
precedentes. Los expertos también auguran la aparición de robots de
combate que sustituyan directamente a los soldados en el campo de
batalla.
Fotos: Nortrhop Grumman y BAE Systems
La cadena BBC británica ha publicado un reportaje en el que repasa algunas de las investigaciones que se están realizando en el mundo que llevan a augurar ese futuro de guerras robot. Otros de los ejemplos contenidos en este artículo están recogidos de informaciones publicadas por Infodefensa.com en los últimos meses.
El X-47B de Northrop Grumman,
que voló por primera vez el pasado verano (2012, con ensayo previo en febrero 2011), parece marcar la frontera
entre los drones que ya son comunes en los teatros de operaciones
actuales y la llegada de los verdaderos robots autónomos. Este vehículo
aéreo de combate no tripulado (UCAV) está diseñado para
funcionar sin operadores en tierra. El sistema ejecutará misiones sin
que nadie lo maneje. Únicamente cumplirá con los objetivos de la misión
cargados en un computador que controlará sus movimientos y que va
integrado en la propia aeronave. Además, el avión está diseñado para
operar desde portaaviones, en los que ya ha comenzado a realizar sus
primeras pruebas.
Otros sistemas autónomos menos sofisticados ya llevan tiempo operando, como el de los misiles Patriot, que pueden identificar y atacar objetivos de forma totalmente automática.
BAE en la vanguardia
Entre las firmas que más profundas investigaciones han emprendido sobre robots para la guerra se encuentra BAE Systems. La multinacional británica es la que aporta los fondos al grupo de investigación del Instituto de Tecnología de Georgia, en la ciudad norteamericana de Atlanta,
que está desarrollando robots programados para mapear escondites
enemigos. Es algo similar a lo que ya son capaces de hacer sistemas
desarrollados por empresas como ReconRobotics y que
llevan tiempo utilizando distintas fuerzas militares y policiales para
reconocer el interior de un edificio donde se encuentra, por ejemplo, un
secuestrador y sus rehenes antes de asaltarlo. La diferencia es que los
futuros sistemas funcionarán autónomamente, sin que nadie les tenga que
enviar órdenes que les marque el camino por el que moverse.
Estos días también BAE Systems ha obtenido un nuevo contrato del Ejército de Estados Unidos
para continuar desarrollando pequeños sistemas que, como los anteriores,
también se emplearán en labores de reconocimiento y obtención de
información, pero que en su caso emulan la manera de proceder de los
sistemas biológicos. Por eso se les conoce como micro-robots
bioinspirados.
Son pequeñas máquinas del tamaño y el aspecto de insectos
capaces de reconocer un entorno complejo antes de que los soldados se
adentren en él. Estos sistemas, según la información facilitada por BAE
Systems, “se basan en arañas, libélulas, mariposas y serpientes para
deslizarse, saltar, volar y trepar sobre las líneas enemigas”.
Insectos mecánicos preparados para combatir
Un paso más ya previsto por la literatura científica será la creación de
robots similares cargados con ojivas pequeñas o capaces de utilizar su
energía cinética para atacar objetivos enemigos formando enjambres, como
si de langostas u otros insectos se tratase y sustituyendo a los
propios soldados de infantería.
Volviendo al mencionado artículo de la BBC, en él se recogen las palabras del experto en el futuro de la guerra del Instituto Brookings de Washington DC, Peter Singer,
en las que recuerda cómo “de vez en cuando en la historia aparece una
tecnología que cambia las reglas del juego”, refiriéndose a “inventos
como la pólvora, como la ametralladora, la bomba atómica, la
computadora… y la robótica es una de esas”. Singer añade que los
cambios que pueden plantear estos avances “afecta a todo, desde las
tácticas que usa la gente en el terreno, la doctrina y a cómo
organizamos nuestras fuerzas, hasta los grandes asuntos de la política,
el derecho, la ética, o cuándo y dónde vamos a la guerra”.
Debate moral
Las dudas morales que plantean estos desarrollos –máquinas capaces de
matar por su propia cuenta- tienen su contra-vertiente tecnológica. El
profesor Ronald Arkin, del mencionado Instituto de
Tecnología de Georgia explica que estos nuevos sistemas de armas podrían
estar controlados por un “gobernador moral”.
No se trataría de que
hubiese alguien detrás dando las órdenes precisas, sino de que los
sistemas estuviesen programados para cumplir con las leyes
internacionales de la guerra y las normas de combate.
Frente a las críticas de, por ejemplo, la Premio Nobel de la Paz en 1997, Jody Williams,
en las que se horroriza de la llegada de “robots asesinos”, Arkin
argumenta sobre la conveniencia de “usar la tecnología para reducir las
bajas de no combatientes en el campo de batalla”, en el que las máquinas
lucharían en sustitución de los propios soldados, como los drones ya
combaten sin arriesgar la vida de pilotos.
El reportaje de la BBC
recoge su convencimiento en que la “aplicación juiciosa de sistemas
robóticos éticos puede lograr eso, si es que somos tan tontos como
nación, y como mundo, para seguir con la guerra”. Un problema
añadido, reconoce el propio Arkin, es que estas nuevas tecnologías
pueden ser empleadas con distintas intenciones. En la actualidad,
apunta, ya hay 77 países con programas de robótica militar. Es, añade,
“una tecnología de rápida proliferación y acceder a ella es bastante
fácil”. Ahora, por ejemplo, un civil ya puede adquirir por unos cientos
de euros un avión no tripulado que hasta hace solo un par de años
únicamente era accesible por los militares.
El debate sobre el uso de robots para la guerra, en todo caso, llegará
como ya ha llegado el de la utilización de los drones. Algunos ya lo
han iniciado. Jody Wiliams planea una campaña internacional para la
“prohibición completa de robots que tengan la capacidad de matar”. Por
su parte, Arkin argumenta que prohibirlos directamente antes de
investigar si pueden servir para reducir las bajas de no combatientes,
es hacer “un flaco favor a los que, desgraciadamente, mueren en la
guerra a manos de soldados humanos”.
Los robots, entre tanto, ya
parecen haber iniciado el camino hacia el gran desarrollo militar que
supondrán en el futuro, como hoy ya lo son los aviones no tripulados,
unos sistemas que actualmente están haciendo la guerra en distintas
partes del mundo, como Afganistán, y que en los
próximos diez años generarán un negocio para la industria militar de
defensa que podría rondar los 70.000 millones de euros –casi la cuarta
parte de lo que venden en un año las 100 principales empresas
armamentísticas del mundo-.
Fuente: infodefensa.com/es/2013
Información:
La guerra robótica - El X-47B
La Marina estadounidense ensayó el domingo en California un nuevo drone,
un avión furtivo sin piloto desarrollado con el fabricante Northrop
Grumman .
El X-47B se parece a una versión más pequeña del bombardero B-2. En el ensayo efectuado en la base aérea de Edwards, en California (oeste), el aparato permaneció en el aire durante 29 minutos y subió hasta 5.000 pies (unos 1.500 m).
El X-47B pertenece a la nueva generación de drones, capaces de escapar a la detección de radares y más rápidos que los Predator y los Reaper. Northrop Grumman construye el aparato en el marco de un contrato atribuido en 2007 por 636 millones de dólares.
El X-47B se parece a una versión más pequeña del bombardero B-2. En el ensayo efectuado en la base aérea de Edwards, en California (oeste), el aparato permaneció en el aire durante 29 minutos y subió hasta 5.000 pies (unos 1.500 m).
El X-47B pertenece a la nueva generación de drones, capaces de escapar a la detección de radares y más rápidos que los Predator y los Reaper. Northrop Grumman construye el aparato en el marco de un contrato atribuido en 2007 por 636 millones de dólares.
Actualizado el 7/2/2011 por cadsvm
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