por Lola Bernabeu
El alcalde se plantea encargar una réplica de la piedra que cayó en 1898 y fue vendida por el médico del pueblo a un museo. Se trata del primer meteorito metálico español, que cayó en Quesa (Valencia), España, en agosto del año 1898 ante el asombro de los pastores de las inmediaciones.
Con casi once kilos de peso, provocó un agujero en el suelo de medio metro. El médico del pueblo recibió la piedra como regalo y la vendió a un museo de Viena (Austria), aunque también hay fragmentos de ella en Madrid (España), Berlín (Alemania) y Chicago (EE.UU.).
mindat.org/Iron.etc./Después de ver un rastro de humo blanco y escuchar detonaciones de trueno en un cielo azul claro, se recuperó una sola masa de hierro algo deshilachada de un pequeño cráter de 40 cm de profundidad. Un examen minucioso de esta octaedrita (~ 11% de Ni) realizado por Berwerth (1905) reveló que kamacite, taenite, plessita y schreibersita menor eran bastante evidentes. Al estudiar los pozos superficiales -normalmente debidos a la fusión de nódulos de troilita o troilita-grafito durante la entrada ardiente de meteoritos de hierro en la atmósfera terrestre-, Berwerth introdujo el término regmaglypt en la literatura meteorológica. También observó venas y regiones grafíticas y sulfídicas que no pudo caracterizar mineralógicamente de forma definitiva. Desafortunadamente, cuando el maestro observador Buchwald examinó a Quesa seis décadas después, sólo una porción muy pequeña estaba disponible para su estudio con técnicas más modernas. Así, el inventario de minerales presentado aquí para este interesante meteorito está seriamente incompleto.
Con casi once kilos de peso, provocó un agujero en el suelo de medio metro. El médico del pueblo recibió la piedra como regalo y la vendió a un museo de Viena (Austria), aunque también hay fragmentos de ella en Madrid (España), Berlín (Alemania) y Chicago (EE.UU.).
mindat.org/Iron.etc./Después de ver un rastro de humo blanco y escuchar detonaciones de trueno en un cielo azul claro, se recuperó una sola masa de hierro algo deshilachada de un pequeño cráter de 40 cm de profundidad. Un examen minucioso de esta octaedrita (~ 11% de Ni) realizado por Berwerth (1905) reveló que kamacite, taenite, plessita y schreibersita menor eran bastante evidentes. Al estudiar los pozos superficiales -normalmente debidos a la fusión de nódulos de troilita o troilita-grafito durante la entrada ardiente de meteoritos de hierro en la atmósfera terrestre-, Berwerth introdujo el término regmaglypt en la literatura meteorológica. También observó venas y regiones grafíticas y sulfídicas que no pudo caracterizar mineralógicamente de forma definitiva. Desafortunadamente, cuando el maestro observador Buchwald examinó a Quesa seis décadas después, sólo una porción muy pequeña estaba disponible para su estudio con técnicas más modernas. Así, el inventario de minerales presentado aquí para este interesante meteorito está seriamente incompleto.
Clasificación: Aproximadamente el 25% de todas las caídas de meteoritos de hierro pertenecen al 'complejo IAB'. 47 de ellos han sido clasificados como 'IAB-desagrupado' debido a que sus propiedades no coinciden con ninguno de los varios bien definidos IAB subgrupos. Quesa es uno de los 3 extraños meteoritos de que se observó caída no integrados en esa escala rudimentaria.
La masa principal del citado meteorito se halla en el museo de Naturhistorisches en Wiens (Akka, Viena).
Mientras los hermanos Asensio en Ciudad Real sopesaban la idea de vender el meteorito que utilizaban para prensar jamones; ya en 1898, un médico de la Costera vendió una roca extraterrestre al Museo de Historia Natural de Viena. El alcalde de Quesa, Jesús Requena, confirmó ayer (por sábado, 30/03/2013) que el meteorito caído en su localidad a finales del siglo XIX, está muy presente en el imaginario colectivo y admitió que, a lo largo de los últimos años, los vocales del ayuntamiento se han planteado varias veces solicitar alguna de las piezas en qué está dividido para hacer una exposición temporal en el pueblo.
El alcalde, consciente de la dificultad de la tarea, afirma: "La idea casi la hemos descartado ya"; pero no se rinden, y se han planteado como propuesta alternativa, hacer una réplica con la ayuda de las imágenes y de las piezas originales si los museos en los que están les permiten tomar referencias. A pesar de todo: "Nos hace ilusión que una piedra que podemos decir que es nuestra está repartida por medio mundo: en Estados Unidos, en Austria, en España...", añade Jesús Requena, en declaraciones a Agustí Garzó.
La roca que cayó en Quesa, de casi once kilos, está dividida en seis trozos. Tres de los fragmentos, los de mayor tamaño, se encuentran en el Museo de Historia Natural de Viena, institución a la que el médico de la localidad vendió la pieza. Allí forma parte de la mayor coleccion de meteoritos del mundo. Los otros tres trozos se encuentran en Madrid, en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, y en Chicago y Berlín.
Los investigadores españoles de finales del siglo XIX que tuvieron acceso al meteorito, dispusieron de fragmentos muy pequeños para su estudio. En Madrid hay exactamente 8,67 gramos y un molde de escayola de la pieza principal.
levante-emv.com/Sala del Museo de Historia Natural de Viena, Austria, donde están expuestos los tres trozos del meteorito de Quesa.
La caída del meteorito
"A las nueve de la noche del día 1º de agosto de 1898, con un cielo despejado, se vió cruzar el espacio en una vasta extensión de la provincia de Valencia en dirección NE-SO, una brillantísima ráfaga luminosa, dejando tras sí una estela brillante...", según el Acta redactada por el médico y catedrático de Historia Natural de la Universidad de Valencia, Eduardo Boscá, en los anales de la Sociedad Española de Historia Natural.
Un meteorito de 10.670 gramos acababa de caer en las cercanías de la pedanía Bodilla, en Quesa, Valencia.
Los pastores que trabajaban en las inmediaciones del lugar declararon que oyeron dos fuertes y simultáneas detonaciones, "parecidas a cañonazos, y luego un breve rumor como de una tormenta".
El médico rural de la zona, Eduardo Marín, visitó el lugar seis días más tarde y vió el agujero de medio metro de diámetro y 40 centímetros de profundidad. El señor Cucharón, uno de sus habitantes, fue quien recogió el meteorito, y los vecinos, conocedores de los intereses y aficiones del médico, decidieron entregárselo.
Posteriormente Marín se puso en contacto con su amigo Boscá y le contó todo lo sucedido. El catedrático había visto la noche del impacto la brillante ráfaga de luz cruzando el espacio cuando se encontraba con unos amigos en la puerta de una alquería del Cabanyal (cerca de la playa de la Malvarrosa, orillas del mar Mediterráneo). Tras el relato del médico días más tarde, envió una nota a la Sociedad de Historia Natural y se dio comienzo así a las investigaciones.
Varios especialistas estudiaron la piedra. Boscá y el doctor Peset en Valencia, el catedrático Salvador Calderón en Madrid y el profesor alemán de Minerología E. Cohen. Las conclusiones del análisis llevaron a definir el meteorito de Quesa como una ataxita, pero según el informe de Cohen, correspondía a un grupo poco conocido y "representa una subdivisión nueva dentro de él".
Como particularidad de esta pieza se resaltó que constituye el primer caso de hierro meteórico caído en España del que se tiene noticia, ya que hasta el momento todos los meteoritos del país que poseía en aquel entonces el Museo de Ciencias de Madrid, hoy Museo Nacional de Ciencias Naturales, eran de composición pétrea. Según se insinúa en el informe de 1899 de Boscá, podría haber más fragmentos, pues unos pastores aseguraron haber oído más ruidos de explosión después del primer impacto.
escapadarural.com/Los charcos de Quesa, Valencia/Fotomicar/Shutterstock.
No existe legislación específica que indique a quién pertenecen los meteoritos
No hay leyes que impidan quedarse con algo que viene del cielo. Es imposible saber si los meteoritos que caen en España pertenecen al Estado, a la comunidad autónoma, al municipio, a los dueños de la tierra donde caen o a los que los encuentran.
La ley aprobada en 2007 sobre Patrimonio Natural y Biodiversidad reconoce estas rocas extraterrestres como patrimonio geológico, pero en el articulado de dicha ley no se encuentra ninguna especificación de sanción por apropiación indebida. De esto se deduce que actualmente la propiedad privada de estas rocas del espacio y, por tanto, su compra-venta, son totalmente legales. Esta falta de regulación específica que los investigadores del CSIC achacan a un desinterés por parte de los organismos oficiales convierte al país en un paraíso para los cazameteoritos extranjeros.
España no es una excepción en la falta de especificidad legal en este tema en Europa. Solo algunos países como Suiza o Dinamarca, disponen que las rocas extraterrestres que caen en su territorio deben entregarse al Estado.
Fuente: levante-emv.com/comunitat-valenciana/2013
Información:
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Publicado el 23 oct. 2014 por CPL QUESA
Una cosa es de quien se la dan y luego hace lo que quiere con ella.
ResponderEliminarPues yo no lo tengo tan claro. Si una mujer me da un beso, entiendo que el beso es mio; lo que no sé es cómo lo voy a vender...
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