por Ecoprensa
Corría el año 1912 y el municipio granadino de Colomera (España) estaba a punto de descubrir que su tierra no solo era nido de palomas -de ahí viene su nombre-, sino de una piedra metálica procedente del espacio exterior.
Enterrada a un metro de profundidad, en el patio de una casa a medio derruir, unos muchachos jugando hallaron una roca singular, de superficie ennegrecida y un peso poco proporcionado con su tamaño: 134 kilos. La piedra fue colocada en un rincón de la localidad de Colomera, y los jóvenes de la época se divertían apostando a tratar de levantarla, al igual que los caballeros forjados por la literatura anglo-francesa intentaban sacar la espada del rey Arturo de la roca en la que fue incrustada.
ecodiario.eleconomista.es/La muestra que abrió la discordia: el extraordinario meteorito caído en la provincia de Granada (Andalucía), España, que gracias a la sentencia de un juez local consiguió recuperarse del CSIC en beneficio de los herederos de la dueña fallecida del huerto casero donde fue encontrado de casualidad.
Pero en 1930, Antonio Pontes, natural de Almuñécar, Granada, dueño de la piedra, olfateó que tras el pedrusco había una historia mayor, y se puso manos a la obra para investigarla.
Según relata el diario El País, contactó con un estudiante de la Facultad de Farmacia de Granada, y éste concitó el interés del catedrático José Dorronsoro, quien realizó el primer examen científico de la piedra. En 1934 fue publicado un artículo científico firmado por él mismo que concluyó el origen galáctico de la roca.
Se trataba de un meteorito formado por componentes metálicos como níquel, hierro, cobalto y germanio, que probablemente habían constituido el núcleo de un planeta que acabó destruido.
Tras este descubrimiento, Pontes, como propietario del material espacial, firmó un contrato de cesión con el Museo Nacional de Ciencias Naturales, para que todos los ciudadanos del país pudieran observarlo en exposición. El contrato incluía una cláusula en la que se reiteraba la propiedad de Antonio Pontes y se afirmaba que el meteorito estaba en el museo en calidad de depósito para su custodia y conservación, pero se encontraba a su disposición para "retirarlo cuando estimara conveniente".
Tras este descubrimiento, Pontes, como propietario del material espacial, firmó un contrato de cesión con el Museo Nacional de Ciencias Naturales, para que todos los ciudadanos del país pudieran observarlo en exposición. El contrato incluía una cláusula en la que se reiteraba la propiedad de Antonio Pontes y se afirmaba que el meteorito estaba en el museo en calidad de depósito para su custodia y conservación, pero se encontraba a su disposición para "retirarlo cuando estimara conveniente".
Durante 80 años, el meteorito de Colomera estuvo expuesto en el citado museo, pero desde 2015 su pista se perdió por orden de un juez.
La muestra que abrió la discordia
Tras varias décadas en las que su dueño nunca lo había reclamado, una muestra fotografiada de la roca alienígena en 2008, en Colomera, a petición del ayuntamiento de la localidad removió algo en Amparo Pontes, nieta de Antonio.
La muestra incluía el documento que firmó su abuelo con el mencionado Museo Nacional de Ciencias Naturales, y Amparo utilizó esta información para reclamarlo ante los tribunales, solicitando, además, una indemnización por las secciones para investigación a las que se había sometido el meteorito.
Sorprendentemente para algunos, en 2015 un juez le dio la razón y tras la apelación del CSIC (responsable del museo), sin éxito, el meteorito fue devuelto a la heredera reclamante. Con él, el Estado Español perdió la custodia del mayor meteorito descubierto en territorio nacional y la posibilidad de que este pudiera ser estudiado y observado por los ciudadanos.
Solo Amparo Pontes, a dia de hoy, conoce su auténtico paradero, y se sospecha que su comercialización por fragmentos en el mercado privado sería la última parada del extraño viaje del meteorito granadino.
Fuente: ecodiario.eleconomista.es/ciencia/noticias/2017
Información:
El meteorito perdido de Colomera
En el patio de una vieja casa en ruinas, en 1912, en Colomera, Granada, unos jóvenes encontraron mientras jugaban, una curiosa roca de color negro, con un inusual peso de 134 kilos para sus pequeñas dimensiones. Durante dos décadas, la roca fue objeto de juegos entre los aldeanos, ignorantes de lo que tenían entre manos.
En los años treinta, Antonio Pontes junto con el catedrático de farmacia José Dorronsoro de la Universidad de Granada, realizaron un estudio científico de la roca, concluyendo que su origen era extraterrestre. En concreto, se trataba de un meteorito metálico de hierro, níquel, cobalto y germanio, procedente del núcleo de algún planeta destruido.
Pontes firmó un contrato de cesión al Museo Nacional de Ciencias Naturales, en calidad de depósito, para que fuera expuesto, con la cláusula de poder retirarlo cuando él quisiera.
Por más de ochenta años el 'Meteorito de Colomera' estuvo expuesto al público, hasta que en 2015, Amparo Pontes, heredera legal, reclamó la propiedad de su abuelo, y un juez falló en su legítimo favor, contra la petición del CSIC de conservarlo.
Desde entonces no se sabe del paradero del meteorito, y hay quién cree -muy probablemente- que puede haberse vendido por piezas, aunque esto es un misterio que sólo conoce la heredera de Pontes y su familia.
Publicado el 4 mar. 2017 por TW TV WORLD
La muestra que abrió la discordia
Tras varias décadas en las que su dueño nunca lo había reclamado, una muestra fotografiada de la roca alienígena en 2008, en Colomera, a petición del ayuntamiento de la localidad removió algo en Amparo Pontes, nieta de Antonio.
La muestra incluía el documento que firmó su abuelo con el mencionado Museo Nacional de Ciencias Naturales, y Amparo utilizó esta información para reclamarlo ante los tribunales, solicitando, además, una indemnización por las secciones para investigación a las que se había sometido el meteorito.
Sorprendentemente para algunos, en 2015 un juez le dio la razón y tras la apelación del CSIC (responsable del museo), sin éxito, el meteorito fue devuelto a la heredera reclamante. Con él, el Estado Español perdió la custodia del mayor meteorito descubierto en territorio nacional y la posibilidad de que este pudiera ser estudiado y observado por los ciudadanos.
Solo Amparo Pontes, a dia de hoy, conoce su auténtico paradero, y se sospecha que su comercialización por fragmentos en el mercado privado sería la última parada del extraño viaje del meteorito granadino.
Fuente: ecodiario.eleconomista.es/ciencia/noticias/2017
Información:
El meteorito perdido de Colomera
En el patio de una vieja casa en ruinas, en 1912, en Colomera, Granada, unos jóvenes encontraron mientras jugaban, una curiosa roca de color negro, con un inusual peso de 134 kilos para sus pequeñas dimensiones. Durante dos décadas, la roca fue objeto de juegos entre los aldeanos, ignorantes de lo que tenían entre manos.
En los años treinta, Antonio Pontes junto con el catedrático de farmacia José Dorronsoro de la Universidad de Granada, realizaron un estudio científico de la roca, concluyendo que su origen era extraterrestre. En concreto, se trataba de un meteorito metálico de hierro, níquel, cobalto y germanio, procedente del núcleo de algún planeta destruido.
Pontes firmó un contrato de cesión al Museo Nacional de Ciencias Naturales, en calidad de depósito, para que fuera expuesto, con la cláusula de poder retirarlo cuando él quisiera.
Por más de ochenta años el 'Meteorito de Colomera' estuvo expuesto al público, hasta que en 2015, Amparo Pontes, heredera legal, reclamó la propiedad de su abuelo, y un juez falló en su legítimo favor, contra la petición del CSIC de conservarlo.
Desde entonces no se sabe del paradero del meteorito, y hay quién cree -muy probablemente- que puede haberse vendido por piezas, aunque esto es un misterio que sólo conoce la heredera de Pontes y su familia.
Publicado el 4 mar. 2017 por TW TV WORLD
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