El 14 de
julio de 1955, a las 20:35 horas, apenas cinco minutos después de la
puesta de sol, dos médicos norteamericanos, los doctores West y Ellis,
se encontraban descansando en la terraza del Hotel Castellana Hilton,
en pleno centro de Madrid.
West estaba escribiendo una carta y Ellis,
que además era un experimentado piloto, observaba el vuelo de los
vencejos sobre el gran patio abierto del Hotel. Fue entonces cuando el primero de ellos, el doctor West, centró su atención en un punto negro que se acercaba rápidamente por el oeste.
Al principio pensó que se trataba de un águila o de alguna otra rapaz,
pero a medida que el punto se acercaba su tamaño fue aumentando y sus
contornos haciéndose más y más evidentes. No
era un ave, sino una esfera perfecta, de color negro, que no reflejaba
la luz del sol y que se movía rápidamente hacia el este.
Entre los miles de
casos publicados,
varios hacen referencia a España. Valencia, Toledo, Zaragoza o Madrid
constituyen buenos ejemplos. Pero el más significativo fue, sin duda,
el protagonizado por los doctores West y Ellis, ambos residentes en Palm
Beach, California, durante sus vacaciones en Madrid en julio de 1955.
Credibilidad
Mientras que otros casos fueron descartados por los militares por confirmarse que se trataba de globos, meteoros o aviones,
este fue archivado sin que pudiera encontrarse una explicación
plausible para lo observado por los dos médicos.
El dossier consta de 26
páginas en las que se suceden formularios, declaraciones a mano,
gráficos, cartas e informes técnicos con las principales conclusiones.
Debido a su formación académica, ambos testigos fueron
calificados de «fiables» por los expertos de inteligencia aérea de la
base de Colorado Springs que analizaron los testimonios. «Creemos que
este incidente tiene alguna relevancia -puede leerse en uno de los
documentos- en cuanto que los observadores son aparentemente fiables. Hasta ahora, este caso ha sido dejado en suspenso (...)».
«Recuerdo que estaba mirando cómo el sol se ponía por el
horizonte justo después de terminar mi carta -explica el doctor West en
su declaración-. El doctor Ellis también estaba en la terraza y
observaba algunas aves (vencejos) que volaban alrededor del edificio.
Cuando volví a mirar al cielo hacia el noroeste vi lo que en un primer
momento interpreté como un ave grande alzando el vuelo, un halcón o un
águila, planeando muy alto sobre todas las demás. Sentí curiosidad y según
observaba esa cosa acercándose por el oeste me quedó más que claro que
no era un pájaro, ni un avión, ni nada que yo haya visto antes, porque
su silueta dibujada contra el cielo brillante era una esfera perfecta,
parecida a las fotos que he visto del sol durante un eclipse total.
Llamé la atención del doctor Ellis hacia el objeto, y ambos bromeamos
diciendo que debía tratarse de uno de esos famosos platillos volantes.
Pero a medida que los segundos pasaban se convirtió en cualquier cosa
menos una broma».
«Un tercio de la luna llena»
Durante un minuto y medio, ambos observaron cómo el objeto, negro y sin ninguna luz distintiva, volaba lentamente sobre Madrid,
adquiriendo más y más velocidad a medida que avanzaba hacia el este y
desaparecía en el horizonte. Su tamaño, según el doctor West, «era un
tercio de la luna llena».
West remitió su testimonio por carta al Air Force Technical Intelligence Center,
que le contestó casi de inmediato solicitando más información y una
entrevista personal, así como las fotografías que el otro doctor, Ellis,
había logrado hacer a toda prisa con su cámara. El análisis de las tres
imágenes aportadas, sin embargo, «no aportó ningún dato significativo».
Reptilianos???
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